En la costa de Croacia, a 10 kilómetros al sur de Dubrovnik, a 16 Km del Aeropuerto de Cilipi y a 12 Km del puerto de Gluz, en la denominada Riviera de Dubrovnik, se encuentra un pequeño pueblo llamado Kupari.
Kupari podría ser un pueblo turístico más de la costa bañada por las aguas del cristalino mar Adriático, uno de tantos localizados a lo largo de la costera carretera que bordea dicho mar.
En su día Kupari también fue un famoso lugar de veraneo y ocio, pero con la diferencia de que en su término se localizaba un complejo turístico militar compuesto por 6 hoteles pegados a la línea de costa.
A las cerca de 2.000 camas que representaban sus 6 hoteles también se unía la existencia de un campamento militar con capacidad para 4.500 personas, varios edificios residenciales, piscinas y edificios administrativos y auxiliares.
Estas características hicieron de Kupari un foco de atención durante de la Guerra Croata de Independencia (1991 – 1995), una de las Guerras Yugoslavas o, como es también desafortunadamente conocida, Guerra de los Balcanes.
Durante la guerra todo el complejo turístico sufrió numerosos daños por continuos bombardeos y fuego directo, dejando las instalaciones completamente inservibles.
La estampa sobrecoge y el caminar entre edificios en tal estado ruinoso, con sus numerosas e impresionantes cicatrices de guerra que muestran lo allí sucedido, le enseña a uno lo peor que es capaz de llegar a hacer el ser humano.
Pero la guerra afortunadamente ya pasó y la vida sigue. Por eso en la actualidad es fácil ver algunos visitantes locales acercarse a tomar el sol y algún baño en la ahora tranquila playa de Kupari.
A Kupari se puede llegar fácilmente desde Dubrovnik en los autobuses que circulan por la carretera del Adriático en dirección sur. Los autobuses paran prácticamente a la altura del cruce desde el que sale la carretera por la que hay que andar a penas 700 m para llegar a la playa en la que se ubica el complejo turístico militar. En cuyo lugar, a pesar de que sus vistas no son seguro las mejores del Adriático, la estampa permite ver el tremendo contraste entre la ahora reconstruída e idílica Durbovnik y la cruda realidad de lo que allí y en el resto de Croacia llegó a suceder hace menos de 20 años atrás.
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