Según llegamos Oravský Podzámok, pequeña localidad a 280 kilómetros al noreste de Bratislava, en plenos Cárpatos occidentales, rápido entendimos el origen de la popularidad de su famoso castillo. El Castillo de Orava u Oravsky hrad (en eslovaco).
Ubicado sobre un promontorio rocoso a orillas del rio Orava, su imponente silueta sobresale entre las copas de los árboles del frondoso bosque que lo abraza y parece querer evitar que sus muros se escapen hacia el cielo. Tan impresionante estampa le confiere a este castillo un halo de misterio y justifica que sea una de las joyas medievales de Eslovaquia.
Se tiene constancia de su existencia desde el siglo XIII y por su robusta construcción y emplazamiento, con una torre que se levanta hasta los 112 metros sobre el cauce del río Orava, se dice que nunca pudo ser conquistado durante los numerosos asedios que padeció.
Por ironías de destino, curiosamente el mismo bosque que le ha dado abrigo y protección durante siglos fue su peor enemigo allá por 1800. Año en el que un voraz incendio devoró las masa forestal y con ella la madera de una parte del castillo, haciendo colapsar su estructura.
Tras su restauración (1953 a 1968) y posterior apertura al público, esta maravilla medieval del patrimonio histórico eslovaco se ha convertido en uno de los lugares más turísticos del país.
Actualmente el Castillo de Orava alberga un museo distribuido por sus numerosas estancias, compuesto por diversos elementos del patrimonio artístico, cultural, natural y etnológico de la región.
Entre los puntos de interés del Castillo destacan los siguientes:
Desde las diferentes estancias principales se puede acceder a otras salas y rincones curiosos del castillo como, por ejemplo, los calabozos, la sala de tortura, salas de armas, exposiciones de la flora y fauna (disecada) local, representaciones de utensilios tradicionales de la vida en el campo, muestras de vestimenta tradicional y un sinfín de curiosidades más.
Todo ello durante una visita que dura aproximadamente de 2 a 3 horas (dependiendo del recorrido) y que únicamente se puede realizar si se va acompañado por un guía. Los guías hablan principalmente en eslovaco, pero también hay visitas en inglés.
Nosotros llegamos al último turno del día (18:00 h. en verano) y nos tocó una guía en eslovaco. Idioma que no entendemos pero que nos hizo pasar una divertida experiencia tirando de intuición, mientras escuchábamos sonidos ininteligibles y leíamos los paneles informativos (en inglés) de los puntos de interés del castillo.
Existe una aplicación gratuita (Orava Castle), para utilizar el móvil como audioguía en más idiomas, que se puede descargar a través del wifi libre que existe en el punto de venta de entradas. A nosotros no nos dio tiempo a instalarla antes de comenzar el recorrido, pero seguro que es una buena alternativa para conocer los detalles del castillo en el idioma que os resulte más comprensible.
La entrada nos costó 7 € por persona y la visita de 2 horas del último turno de la tarde, cuando empezaba a atardecer, nos pareció tremendamente entretenida e inquietante. Particularmente por la ubicación del castillo, la historia del lugar, los cuadros que lo decoran, el crujir de su suelo de madera al pisarlo, el chirriar de sus antiguas puertas al ser abiertas y cerradas, las sombras que generan las últimas luces del día y el efecto de escuchar únicamente eslovaco durante todo el recorrido.
La singularidad y el misterio que envuelven al Castillo de Orava han convertido a este monumento del patrimonio eslovaco en escenario de numerosas películas de cine. Hadas, dragones, magos y monstruos han morado por sus rincones más cinematográficos. Existiendo una sala en el castillo dedicada a recordar todas los películas allí rodadas.
Pero de todos sus habitantes de ficción nuestro preferido es sin duda Nosferatu. Los exteriores de esta mítica película de vampiros de 1922 se grabaron en el Castillo de Orava y sus alrededores. Un emplazamiento de miedo y propio de la mismísima Transilvania, pero en Eslovaquia.
Si se pretende hacer noche Oravský Podzámok para visitar el castillo, en los alrededores del mismo hay varios hoteles, pensiones y restaurantes, a precios muy económicos, en los que poder hacer alojarse y tomar algo mientras se disfruta de las vistas sobre el castillo. En algunos establecimientos no hablan inglés, así que es posible que tengáis que improvisar las vías de entendimiento.
Es lo que nos ocurrió a nosotros en el hotel en el que nos alojamos, el Hotel Oravan (39 €/noche). Pero con una buena sonrisa y ganas de entenderse no hubo problema. Seguramente no sea el mejor hotel de Oravský Podzámok, pero el desayuno en su terraza con vistas privilegiadas al castillo es una gozada.
Para llegar a Oravský Podzámok la mejor opción es el coche. El lugar está bien comunicado por carretera y el vehículo privado es más cómodo que el transporte púbico. Tanto si se trata de una visita relámpago desde alguna ciudad popular próxima, caso de Zilina o Banská Bystrica, como para pasar la noche.
Pero lo que es seguro, sea cual sea vuestro caso, es que tras conocer la residencia de Nosferatu nunca olvidareis el Castillo de Orava.
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Para más información sobre el castillo y otras actividades en sus alrededores podéis consultar la web del Museo del Castillo de Orava.
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